martes, 26 de agosto de 2014

ENCUENTRO EN UNA ESQUINA PORTEÑA

Era una tardecita gris, ella llevaba un jean y camisa a cuadros, estaba fresco, llevaba ropa ligera, un pequeño morral cruzado en su pecho, una mochila y una valija que parecía pesada, parecía la hormiguita viajera.

El cielo brumoso presagiaba lluvias, era un cielo típico de esa ciudad porteña.
 Olía a Ozono, a tierra mojada,con oleadas de aroma a café
Fue en el barrio de Montserrat ,había algunas mesitas en una esquina de calle Entre Ríos, donde la gente se sentaba a pasear y a ver pasar a la gente.En el interior había algunas mujeres charlando animosamente.

El era un flaco, erguido y elegante en su postura, la había conocido en un pueblo ferroviario, de esos que ya no existen ella una gordita "petitera"con risa de labios apretados.
En una pequeña mesa, ellos también miraban a la gente pasar, se reían del parecido entre un señor y su galgo, de parejas desparejas , de transeúntes extraños y raros "es una nueva raza", le decía él
Pasaban mujeres sonrientes, decorosamente vestidas disfrutando su salida de amigas.
En la calle se veían los residuos que la gente arroja descaradamente sin importarles que ese será su camino de regreso.

Había gente festejando nada, solo festejando.
Por momentos ella lo miraba profundo y le rozaba con sus deditos su rostro, el bajaba la mirada esquiva y parecía cambiar la conversación, ya que justo se detuvo un auto en la esquina y subió una señora mayor y luego cuando parecía que retomaban su diálogo, pasó una mujer dominicana, de esas que trabajan por la zona cambiando sus servicios por dinero.
 Luego ella le hablaba,  el fumaba, llevaban varios cigarrillos. Ella revisaba su morral,estaba inquieta mientras el flaco señalaba no se qué...parecía tenso, erguía su cuerpo.
La "Petitera" se pintaba los labios, descruzaba sus piernas y las volvía a cruzar..
En la mesita había unos apuntes,una máquina de sacar fotos y unos lentes que rotaban de lugar incesantemente.
Comenzaron a caer las primeras gotas de lluvia mientras ella termina su sorbo de café amargo,...ella lo bebía con azúcar, pero esta vez no.

Se quedó por un buen rato en esa mesita del barrio de Montserrat, inquieta se mordía los labios, parecía desorientada y temblorosa, bajo la lluvia que se tornaba cada vez mas copiosa.

Ella tomó sus apuntes, le quedó uno en la mesita en el que le lía un verso de Neruda :"Si decides dejarme a la orilla del corazón en que tengo raíces, piensa que en ese día a esa hora, levantaré los brazos y saldrán mis raíces a buscar otra tierra".
 Se levantó lentamente como si la lluvia la limpiara, miró el cielo, dejó su mochila y caminó lentamente.
Se volvió abrumada a preguntar , olvidé algo acá?.
 No, le responde el Sr, acá no se dejó nada.

Taxi¡¡¡, Retiro, por favor¡¡¡. Llevaba sus pasajes... olvidó un sobre con sus documentos en el el taxi que la llevó de regreso.
Dejó en ese lugar parte de su vida, parte de quien fue, parte de una historia que jamás recuperaría.
Tal vez regresara, tal vez no.
Dejó parte de su identidad.
Se llevó consigo un gran dolor, incomprensible dolor.

Nadie preguntó por ella.

Adri Gorostordoy(Julio de 2014).

Ilustración:Atardecer en Acapulco.(Diego Rivera.1956)


domingo, 24 de agosto de 2014

EL AMOR ADOLESCENTE Y SU RE-EDICIÓN EN LA EDAD MADURA




Adolescencia...Que guarda tu divino tesoro?

Reflexiones sobre el primer amor y el regreso a esa primera ilusión.

Desde una mirada femenina, aunque no necesariamente, ya que nunca voy a dilucidar como piensan y sienten los hombres, ya que tratar de conocerlos es tan imposible, como llegar a conocernos a nosotras las mujeres, es decir, a todas, incluyéndome, ya que las personas vamos siendo mientras vamos viviendo. Y vamos cambiando y sintiendo diferente a lo largo de todos nuestros procesos, o al menos creo, así debiera ser, aunque...ay, la compulsión a la repetición ...,¡ayúdame Freud...¡,nos lleva a querer restaurar aquello que nos quedó pendiente...
Volver al primer amor es el tema en cuestión.

Esta primera experiencia, que transcurre generalmente en la adolescencia,tiene una gran significación,siendo parte esencial de nuestra vida y de nuestra historia.
Las vivencias son muy intensas en esta etapa transicional, ya que significan el fin de la infancia,el pasaje a la edad adulta y los cimientos de la identidad.
Este sentimiento es experimentado con una fuerte carga emocional, un flash¡¡, que genera un estado de placer y de ilusión,pero también de temor y de inseguridad, de omnipotencia,de encanto, que hace que sea inolvidable porque nunca habíamos sentido algo así, tan ideal...,tan idealizado¡. Ese príncipe, dueño de nuestros desvelos y fantasías románticas suele ser perfecto...perfecto desconocido¡.

Estas fantasías son casi imposibles de realizar, ya que en la adolescencia, no estamos preparadas para enfrentarnos con la suficiente madurez con el otro sexo, y menos con un hombre real e imaginamos a nuestro príncipe encantado con atributos que no les son propios y que no tienen que ver con él si no con nosotras, con lo que nosotras queremos, claro...suponiendo que sabemos lo que queremos.

Como vamos a saber lo que queremos si ni siquiera podemos pensar en medio de tales ensoñaciones?Entonces su atractivo físico nos deslumbra y actúa en un inicio, como criterio de elección.
Comenzamos a imaginar nuestra vida con él, fantasear besos , abrazos, boda, casita, hijitos.
 Sentimos una profunda emoción pero también celos , sentimientos de posesión, temor a perderlo, a no ser tan linda como para conservarlo( lo de inteligente o...habilidosa, ni ahí).
 Es nuestro tesoro mas preciado, escribimos su nombre hasta en las paredes y hasta ensayamos firmas como Sra de....Y nos aferramos a la maravilla de esa relación primera..., claro, después aparecen otros príncipes, otras ilusiones,otras expectativas pero...lo buscamos a él, mejor dicho, a lo que él nos despertó.

Luego, si la relación avanza empiezan a adquirir importancia sus características personales: su mirada, su sonrisa, lo que dice, lo que hace,(lo que dice que piensa,dice o hace),asociadas a la comunicación interpersonal.
Si la misma no se logra en forma adecuada, puede generar la ruptura, ya que nos manejamos con supuestos: yo supongo, yo imagino y él supone vaya a saber que.
Diría mi querido y atribulado "filósofo"( mi muso inspirador): Que quieren las mujeres?
A lo que podríamos responder: cariño, abrazos, ternura, seguridad, sentirnos importantes, ser escuchadas, tenidas en cuenta, a lo que él diría, "les falta el pene, se sienten castradas"( No entendió nada...).Pero dejaremos ésta disquisición psicoanalítica y melodramática para otro momento. 

La vida amorosa en los adolescentes es parte integrante de la subjetividad humana en la que se satisfacen diferentes necesidades psicológicas,de aceptación, autoestima y la posibilidad de vivirlo sanamente se constituye( o así debiera serlo)en fuente de crecimiento,capaz de expresarse en estabilidad emocional.

Cuando esa relación se frustra, como suele suceder, es causa de un gran dolor porque se la necesita, a la vez que que se la teme y desea.

Ese amor incipiente suele dejar un sabor agridulce y la sensación tal vez de no haber sido merecedoras de él y puede quedar la autoestima por el piso y la amarga sensación del primer fracaso,de haber sufrido una pérdida irreparable que intentamos soslayar escribiendo poemas, mandando cartitas desesperadas,flores envueltas en una carta. 
Florcitas que tal vez él mismo nos regaló, con la esperanza que nos la devuelva,claro...llegando en un blanco corcel, anillo de boda y campanas repiqueteando .
Y quizás guardemos esas cartas no solo en un rincon del alma si no hasta  en la biblioteca, como prueba de que tal vez nos amó.
Y si un día llama?
Y si regresa con un inmenso ramo de flores?
.Imposible sucumbir a tal encanto y gloria.
Aunque ya hayan pasado muchos años y mucha agua bajo el puente...es él, y que vemos?: Una imágen mental, nuestra más bella fantasía puesta en él. Tal vez intimidadas con esa imagen, asombradas y confundidas,construimos sobre un pasado realmente  desconocido otra realidad quizás tan irreal como aquella.
ÉL se presentifica nuevamente como un ser perfecto, asi, como antes, y sigue siendo perfecto....desconocido, solo que hasta puede aparecer la convicción de que lo conocemos, de que nos conocemos desde siempre. Perdemos la noción del tiempo y el sentido de la realidad.
 Pero, donde estaba? escondido entre los carrizos de algún pueblo esperando el momento de aparecer? .
Y como si el tiempo no hubiera transcurrido intentamos al fin construir juntos el castillo encantado o...el castillo de arena..?( o muro de los lamentos).
Y esos hijos? de donde salieron?.
No solo son tan reales como los nuestros si no que suelen enfrentarse a una situación de máxima vulnerabilidad si ingresan al castillos de arena.
 Es inevitable que esto ocurra ya que deben enfrentarse a una situación no deseada, no elegida, y que por separación o muerte de uno de sus padres, la nueva pareja les deja en evidencia crudamente la pérdida sufrida, que se reedita en ellos, no pudiendo sustraerse al dolor que ésto implica, pudiendo resultar traumático para ellos si esta nueva pareja no se pone de acuerdo en nada y los involucra en todo y representa la presencia confusa de la ausencia añorada.
Y esos amigos desconocidos de que hablan?, como osan impunemente dialogar de una vida en la que uno no estaba( y...no estabas...)
Hablan del pasado , sitio de encuentros y de memoriosas alegrías, pero en esos momentos es muy difícil entenderlo si uno de los dos queda excluido,mirando la palmera.
Si no hay posibilidad de integrarse desde un lugar adecuado y maduro a la circunstancia actual y real, el cuentito de hadas se sigue transformando en en un cuento de terror.
Y el azúcar,como?, no va a la izquierda?y el tuco? no les gusta con cebolla?y las cucharitas no van en ese cajón?.
Y el contacto con la realidad lleva a que los desencuentros y malos entendidos sigan en escalada amenazando a la pareja encantada...cada vez menos encantadora.
Como estar a la altura de la situación si otra vez reeditamos los supuestos de la adolescencia, suponiendo y suponiendo?
Si no hay posibilidades esta vez de encarar la realidad tal cual es, en una interrelación madura ,con acuerdos y objetivos claros, intentando sopesar el grado de responsabilidad de cada uno, no pretendiendo ganar discusiones si no resolviendo las situaciones, sobreviene la amenaza de la ruptura nuevamente y ya...no hay castillo que se sostenga.
En etapas mas avanzadas de la vida, el fracaso suele ser profundo y sobreviene el vacío y la desesperanza tras el derrumbe.
Cuántas chances mas se necesitan para aprender?

Cuando reeditamos el pasado en un presente ya tan lejano, que buscamos en el tesoro de los recuerdos?
Recrear un tiempo que quizás por pasado fue mejor?

Es necesario estar preparados para enfrentar las crisis que sobrevendrán y poder enfocarlas teniendo en cuenta que los desacuerdos pueden ser posibilidades para conocerse y reconocerse.
 Entendiendo que disentir puede ser enriquecedor, ya que si los conflictos  se enquistan crecen y se repiten malogrando lo que se deseó construir.

Los recuerdos del primer amor deberían ser un suministro que condicione relaciones mas reales,mas maduras y no un melancólico pendiente de aquello que no pudo ser.

Será que el mayor peligro para el logro de las relaciones amorosas sea su propio pasado?

Adri Gorostordoy( marzo de 2014).