El cielo brumoso presagiaba lluvias, era un cielo típico de esa ciudad porteña.
Olía a Ozono, a tierra mojada,con oleadas de aroma a café
Fue en el barrio de Montserrat ,había algunas mesitas en una esquina de calle Entre Ríos, donde la gente se sentaba a pasear y a ver pasar a la gente.En el interior había algunas mujeres charlando animosamente.
El era un flaco, erguido y elegante en su postura, la había conocido en un pueblo ferroviario, de esos que ya no existen ella una gordita "petitera"con risa de labios apretados.
En una pequeña mesa, ellos también miraban a la gente pasar, se reían del parecido entre un señor y su galgo, de parejas desparejas , de transeúntes extraños y raros "es una nueva raza", le decía él
Pasaban mujeres sonrientes, decorosamente vestidas disfrutando su salida de amigas.
En la calle se veían los residuos que la gente arroja descaradamente sin importarles que ese será su camino de regreso.
Había gente festejando nada, solo festejando.
Por momentos ella lo miraba profundo y le rozaba con sus deditos su rostro, el bajaba la mirada esquiva y parecía cambiar la conversación, ya que justo se detuvo un auto en la esquina y subió una señora mayor y luego cuando parecía que retomaban su diálogo, pasó una mujer dominicana, de esas que trabajan por la zona cambiando sus servicios por dinero.
Luego ella le hablaba, el fumaba, llevaban varios cigarrillos. Ella revisaba su morral,estaba inquieta mientras el flaco señalaba no se qué...parecía tenso, erguía su cuerpo.
La "Petitera" se pintaba los labios, descruzaba sus piernas y las volvía a cruzar..
En la mesita había unos apuntes,una máquina de sacar fotos y unos lentes que rotaban de lugar incesantemente.
Comenzaron a caer las primeras gotas de lluvia mientras ella termina su sorbo de café amargo,...ella lo bebía con azúcar, pero esta vez no.
Se quedó por un buen rato en esa mesita del barrio de Montserrat, inquieta se mordía los labios, parecía desorientada y temblorosa, bajo la lluvia que se tornaba cada vez mas copiosa.
Ella tomó sus apuntes, le quedó uno en la mesita en el que le lía un verso de Neruda :"Si decides dejarme a la orilla del corazón en que tengo raíces, piensa que en ese día a esa hora, levantaré los brazos y saldrán mis raíces a buscar otra tierra".
Se levantó lentamente como si la lluvia la limpiara, miró el cielo, dejó su mochila y caminó lentamente.
Se volvió abrumada a preguntar , olvidé algo acá?.
No, le responde el Sr, acá no se dejó nada.
Taxi¡¡¡, Retiro, por favor¡¡¡. Llevaba sus pasajes... olvidó un sobre con sus documentos en el el taxi que la llevó de regreso.
Dejó en ese lugar parte de su vida, parte de quien fue, parte de una historia que jamás recuperaría.
Tal vez regresara, tal vez no.
Dejó parte de su identidad.
Se llevó consigo un gran dolor, incomprensible dolor.
Nadie preguntó por ella.
Adri Gorostordoy(Julio de 2014).